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Desde la entrada en vigor de la fase 0, en la que se puede practicar deporte de manera individual sin contacto, la policía ha detectado a muchos ciudadanos en chándal que, por su condición física o cara de sospechosos, no tienen pinta de ir a correr sino a pillar drogas.
Desde las instituciones barajan poner controles antidroga en las entradas de los parques o entregar unos brazaletes identificativos a los deportistas que lo soliciten para distinguirlos de los drogatas. Para conseguirlo, solo tendrán que hacer un par de pruebas de esfuerzo, como correr en una cinta durante media hora sin desmayarse, o sujetar un porro encendido durante dos minutos sin darle una calada.
Un vecino de las 3000mil viviendas reconoce que veía extraño que un barrio que, históricamente, albergaba a toda clase de delincuentes, parezca ahora una villa olímpica con tanto atleta suelto por las calles. Mientras que el sindicato de drogadictos, por su parte, protesta la medida. “Somos el único colectivo que no tiene horario de salida, nos hemos tenido que amoldar volviendo al clásico chándal. Como vayamos a la huelga cae España, ya os lo digo. Empezando por el que elabora las leyes y terminando por el que las hace cumplir”.
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