Una mujer llevaba dos años tomando clases de sexo tántrico creyendo que era yoga
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Josefina H.B., una vecina de Albacete, llevaba acudiendo a lo que creía que eran clases de yoga durante más de dos años. En ese tiempo, nunca sospechó que las lecciones que estaba tomando correspondían en realidad a la disciplina del sexo tántrico. Las dudas comenzaron la pasada semana cuando una vecina la llamó gorrina a la salida de una clase. Josefina pidió explicaciones y la mujer le dijo que «a esas cosas solo se apuntan las marranas».
Confundida, la mujer volvió al centro a indagar la razón del insulto. Allí, la recepcionista le informó de que para algunos, no estaba bien vista la práctica del sexo tántrico. «Yo me quedé de piedra, ¿qué carajo es de sexo tántrico?», reconoce Josefina. «Lo único que me extrañó de las clases fue que a partir del primer mes las dábamos desnudas, pero yo creía que era como más natural».
La confusión se originó cuando la mujer acudió a un centro multidisciplinar buscando «nuevas experiencias». Allí le recomendaron un curso para mejorar en la cama. Entonces, Josefina creyó que se refería a mejorar la calidad del sueño, y aceptó. «Me preguntaron si me atrevía y yo dije ‘adelante’. Menudo disgusto se llevará mi marido».