This post has already been read 32308 times!
La desafortunada casualidad ha tenido lugar en una sala erótica de Barcelona, una clienta acudió para disfrutar de un glory hole, práctica que consiste en realizar una felación a un desconocido a través de un agujero en la pared, con la mala suerte de que se encontró con su marido.
La joven, aburrida según ha declarado con su vida matrimonial en general y sexual en concreto, y tras la recomendación de un par de amigas decidió probar una sala de este tipo «me daba morbo comerme la poronga que saliese por ese agujero, sin ver ni conocer nada más del hombre que se encontraba tras la pared, pero la cosa no salió precisamente como esperaba».
Tras pagar y entrar en la sala apareció al instante un pene «en cuanto lo vi me eché las manos a la cabeza, esa polla la conocía a la perfección, tiene una verruga característica, se trataba de mi marido, le golpeé fruto de la frustración y me fui indignada». Al parecer su marido tampoco estaba nada satisfecho con su vida íntima y había buscado probar nuevas experiencias, con tan mala suerte de acabar en el mismo sitio que su mujer «vaya casualidad, que mala suerte».
This website uses cookies.