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Ana Montoya, estudiante de la universidad Pablo de Olavide de Sevilla, ha decidido cambiar el orden de sus apellidos. Según nos cuenta, ha tomado esta decisión «harta de que cada vez que se pasa lista en cualquier sitio, siempre hay algún gracioso que suelta una rima con mi apellido».
Esta decisión ha sido dura para ella, ya que tiene mucho cariño a su padre, y su abuelo paterno fue una figura muy importante en su infancia y adolescencia, pero ya no podía soportar más la situación. No sólo ha tenido que soportar las bromas en la facultad, sino que también las ha sufrido en el médico, en unas oposiciones a las que se presentó, e incluso una vez que la llamaron por megafonía en el aeropuerto.
«Llevo años padeciendo esto, ya era hora de liberarme y que la gente me respete», nos comenta la protagonista de nuestra historia. «Ya estoy deseando volver a clase y que nadie se ría ni haga chistes cuando me nombren con mi nuevo primer apellido. Por fin se acabarán las rimas y chistes cuando digan mi nombre en alto en cualquier sitio: Ana Aquilino». Desde aquí deseamos mucha suerte a Ana en su nueva vida.
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