CAJÓN DESASTRE

Un anciano echa de comer a las palomas para comérselas después

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Parece de película, pero ha sucedido en Barcelona, más concretamente en un pequeño parque del centro de la ciudad.

Rafael, de 81 años, a pesar de haberse acogido a un programa de ayuda a domicilio, pasaba en soledad muchas horas al cabo del día, teniendo como afición, ir a este parque cada mañana y echar comida a las palomas. A pesar de su prohibición, regulado en una Ordenanza de Convivencia, nada importaba este extremo al susodicho.

Todo hasta ahí, parecía normal hasta que un vecino, tras observar una extraña conducta, alertó a la Guardia Urbana informando que ya era la segunda vez que veía a este hombre dando de comer a estas aves y tras atrapar a alguna, se la llevaba escondida bajo la chaqueta. Tras dialogar con Rafael, confesó que las alimentaba para comérselas después, que no portaban enfermedades al ser… «el símbolo de la paz». El anciano, se encuentra por fin en una Residencia, le gusta salir al patio a tomar el sol, y a escondidas… dar de comer a los pajarillos silvestres.

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