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Como en toda buena película americana, la responsabilidad de los anillos de boda recayó en el padrino de una boda que se iba a celebrar este fin de semana, y decimos iba porque finalmente ha tenido que ser aplazada tras perder dichos anillos en una partida de poker.
El padrino, amigo de la infancia del novio, recibió con mucha alegría su cometido «me hizo mucha ilusión, pero no por el tema de la boda, a mi lo que más me motivaba era poder organizarle una despedida de soltero a la altura de nuestras juergas de la juventud». Aceptó de buen grado también encargarse de guardar los anillos hasta el día de la boda.
Pero al parecer, durante una partida de poker en un club de dudosa reputación, y tras varias malas manos, se le ocurrió recurrir a los anillos para poder igualar una cuantiosa apuesta «vi mi full y me vine arriba, llevaba ya varias cervezas y se me fue la apuesta de las manos, al final perdí y me quedé sin los anillos». La boda ha tenido que ser aplazada «les compré unos anillos de los chinos, por lo menos para salir del paso mientras ahorro para comprarles unos como los suyos, pero no aceptaron».
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