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Un suceso de lo más terrenal ha estado a punto de terminar con la Estación Espacial Internacional (ISS) este mes pasado. Según ha reportado la NASA, uno de los astronautas allí destacado tuvo un ataque agudo de gastroenteritis, que casi provoca el colapso del sistema de depuración de agua de la Estación y también afectó al circuito de purificación del aire, que se volvió irrespirable durante un tiempo.
Se debe a un caso único, ya que los astronautas destinados a la ISS pasan por varios controles de salud, cuarentena antes de cada viaje para descartar que incuben ningún tipo de virus o enfermedad, y la comida allí arriba es imposible que afecte de esa forma al aparato digestivo de nadie.
Al día siguiente de encenderse las alarmas, en Houston recibieron el mensaje escueto de los astronautas: «Asunto zanjado, todo bajo control». «Según hemos podido monitorizar, lo que han hecho ha sido sacar al exterior de la Estación al astronauta afectado, y han usado un bote de Pringles que conecta directamente su aparato excretor con el espacio exterior, atravesando el mono», aclara un portavoz de la NASA. Al parecer, allí ha estado este héroe, hasta que sus compañeros han comprobado que del tubo ya no salía nada.
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