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Hoy en día podemos decir que disponemos a rasgos generales de una cocina moderna que dista bastante de la tradicional en muchos aspectos. Aunque se conservan recetas de las abuelas, también se comienza a innovar.
Pero una cosa en innovar y otra es burlarse de los propios clientes como hacía un restaurante de la capital española antes de que una empleada fuera despedida por negarse a trabajar 14 horas al día. La chica denunció la pasada semana mediante llamada telefónica a Sanidad diciendo que cuando los clientes pedían entrecot, el jefe se quitaba los calcetines y metía la carne en ellos durante quince minutos consiguiendo así un aroma especial a queso.
A pesar de lo extraño que pareció al recepcionista telefónico del departamento de Sanidad, dio inicio al expediente personándose al día siguiente en el establecimiento dos Inspectores los que, tras hacerse pasar por clientes y pedir entrecot, se adelantaron accediendo a la propia cocina comprobando que lo manifestado por la demandante se correspondía con la pura realidad. A pesar de las absurdas excusas del responsable del local, ya se ha emitido la Orden de cierre inmediato así como el cese de actividad por el plazo minimo de un año prorrogable.
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