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¿Te has preguntado alguna vez como una receta tan simple con un producto tan básico y económico puede aportar tanto placer? El huevo frito no entiende de edades, mojar el pan en la yema es un deleite tanto para el más pequeño de la casa como para el abuelo.
Un reciente estudio, ha demostrado que comer un huevo frito hace que el organismo segregue endorfinas, que son sustancias químicas producidas por el cerebro desarrollando éstas una potente actividad analgésica a la vez que excitante, similares a las producidas por los opiáceos pero por supuesto, sin efectos negativos. «Se ha llevado a cabo un estudio con 100 personas de todas edades y ambos sexos concluyendo que comiendo un solo huevo frito, se mejoraba el humor notablemente» informaba a los Medios de Comunicación el director de esta investigación, el profesor don Alfonso O.B.
«Y si me lo hacen con puntillita ya llego hasta el orgasmo» comentaba uno de los encuestados a pie de calle tras preguntar si le gustan los huevos fritos.
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