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Los agentes de la Guardia Civil que estaban montando un control de alcoholemia a la entrada de la localidad madrileña de Parla no daban crédito a lo que sucedió con uno de los conductores requeridos. Antes de soplar, incluso de ponerse la boquilla en los labios, el aparato comenzó a pitar, arrojando una lectura de 0’40 mg/l de alcohol.
Era tal la borrachera del hombre, que sólo con el aliento ya la máquina arrojaba una lectura que supone una multa y retirada de puntos en carné. Ante la situación creada, se procedió a realizar un análisis de sangre, cuyos resultados no han transcendido, pero se ha filtrado que podrían conllevar retirada del carné, multa e incluso ingreso en prisión.
«Nos hemos puesto en contacto con policías de todo el mundo, y esto nunca había pasado. Ni en Rusia hay antecedentes de un hecho de este tipo», nos comentan desde la Benemérita. Según los agentes, el coche venía haciendo eses, y el conductor se quedó dormido un par de veces mientras se procedía a realizar el test. «No he visto nada igual, resultó del todo imposible que soplara, pero la máquina, con acercarla, ya daba positivo. Brutal», comenta uno de ellos.
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