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Un joven de Cádiz fue interceptado por la guardia civil el pasado sábado por la noche, y obligado a pasar el control de alcoholemia. El resultado fue positivo por una décima, pero lo que sorprendió a los agentes es que el conductor en estado evidente de embriaguez se atrevió a reconocer que «vais a tener que mandar a reparar el cacharro, a mí me parece poco porque me he jartao».
Dada la desvergüenza y la falta de respeto del joven, fue invitado a salir del vehículo para hacer algunas pruebas, pero en cuanto puso un pie fuera cayó desmoronado al suelo del cual ya no se levantó hasta que llegó la ambulancia.
Los agentes no se explican aún que pudo pasar para que una borrachera tan grande diera un valor tan bajo en el alcoholímetro, el cual ha sido probado posteriormente y parece no ser el problema, pero esperan que su declaración ante el juez permite endurecer la condena hacia este extraño personaje.
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