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Jacinto Lopes era hasta este fin de semana el portero de una conocida discoteca madrileña, pero tras varias denuncias de los clientes ha sido despedido.
Según parece Jacinto es aficionado al fútbol desde toda la vida, desde que llegó a Madrid no se pierde ningún partido del club de sus amores, el Real Madrid, del que es socio con mucho orgullo. Su entorno reconoce que el fútbol ha llegado a obsesionarle un poco, hasta tal punto de que ha llevado la afición por sus colores, y sobre todo el odio a sus rivales, a su trabajo.
Hace unos meses comenzó a trabajar de portero en una discoteca y desde entonces ha prohibido el paso a todos los clientes que se declaraban aficionados del Atlético de Madrid «ahora que tengo poder voy a aprovecharlo, no quiero colchoneros en mi lugar de trabajo, que se busquen otro garito donde demostrar su mal gusto futbolístico». Su afición le ha costado su trabajo pero no parece tener intención de cambiar.
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