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Los hechos han tenido lugar esta semana en un pequeño municipio de la provincia de Plasencia cuando, un técnico llevaba a cabo la reparación de una cafetera y observaba que el dueño del bar se echaba a la boca conguitos y tras chupar los mismos sin masticarlos los depositaba en un plato.
Aunque seguía con su faena, no quitaba ojo a la rara acción del responsable del establecimiento temiéndose que esos cacahuetes pudieran servir de aperitivo para algún cliente hasta que, efectivamente ha comprobado que ese plato lo servía de tapa a un matrimonio que había pedido unas cervezas.
Tras no poder evitar recriminar la repugnante, espantosa y vomitiva acción del responsable, éste se ha defendido «Que mierda te importa a tí, lo estoy haciendo toda la vida, chupo el chocolate y me ahorro encender el horno para tostar los cacahuetes, además mi suegra que no está dada de alta, la tengo en el almacén con dos kilos que le he dejado también para chupar». Los clientes, absortos, abandonaron el local dando arcadas denunciado de inmediato al ingenioso Chef y a su ayudante y cómplice suegra.
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