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Sucedía en la mañana del pasado martes en pleno centro de Granada. La responsable de una farmacia, solicitaba presencia de Policía en el lugar por haber en dicho establecimiento un vecino con pretensiones supuestamente delictivas.
Tras la llegada de dos patrullas al lugar, informó a los agentes literalmente «acaba de entrar un hombre pidiendo coronavirus para echarle a su suegra, nos ha parecido que estaba bromeando pero… Ha seguido insistiendo», comentaba la requirente en la puerta del establecimiento. Tras invitar al susodicho a salir de la farmacia y mantener su versión, se procedió a la detención. «Agentes, no lo entiendo, he pedido coronavirus para echarle a mi suegra en los ojos, que le escuecen por la alergia». Uno de los agentes no pudo contener la risa tras percatarse de la verdadera intención del vecino. «Perdone que me ría, lo que usted quiere comprar es colirios para los ojos, cierto?».
«Eso es, me han dicho que no tienen y he preguntado que si me lo podían conseguir» entre las risas de los agentes y farmacéutica, ésta pidió perdón por el mal entendido, quedando en anécdota digna de mención.
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