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Donald Trump acaba de aprobar los planos presentados por los técnicos de la NASA, a petición suya, para la construcción inmediata de la primera Estrella de la Muerte de los EE.UU, que será puesta en órbita si los planes se cumplen para finales de 2018.
No es la razón principal, pero esta estación espacial solucionará definitivamente el problema creciente del paro en EE.UU. ya que creará 5.000.000 de puestos de trabajo interno. Se necesitarán para este mini-planeta cientos de miles de trabajadores de cada área y especialidad.
La Estrella de la Muerte orbitará alrededor de la tierra indefinidamente, a la espera de recibir una orden desde la Casa Blanca para freír de un único y certero disparo al país que se ponga chulito en el orden internacional. Ya no será necesario planificar invasiones por tierra, mar o aire, con el coste humano y económico que eso supone, ni pedir permisos a los países limítrofes para acceder a zonas complejas, ni solicitar nada a la ONU. Bastará con poner el satélite a tiro y pulsar un botón.
Debido a su poder intimidatorio tampoco será necesario utilizar el potencial de esta nueva arma, ya que bastará con situarlo de forma amenazante a la vista del país que se salga del tiesto, para que a sus dirigentes les entre el canguelo y desistan de sus pretensiones, restableciendo un nuevo orden mundial de paz y armonía.
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