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Un joven de Sevilla ha permanecido encerrado en clase durante todo el fin de semana después de haberse quedado dormido en clase de matemáticas, que era la última del viernes. Según parece nadie, ni siquiera el profesor, atendió a que el muchacho seguía dormido a pesar del alboroto habitual del fin de la jornada.
Cuando despertó ya no había nadie y estaban todos los accesos cerrados, y desgraciadamente su móvil se había quedado sin batería. Mientras su familia lo buscaba por todas partes, nadie pensó que se podía encontrar en el instituto. Finalmente el lunes por la mañana, el encargado de abrir las puertas se lo encontró llorando y pidiendo por favor un bocadillo de jamón. «tengo mucha hambre» decía.
«El jueves nos reliamos, y yo no quería, pero mis colegas se empeñaron. Al final empalmamos sin dormir con las clases y claro, aguanté como pude todo el día, pero con las matemáticas no pude, son superiores a mí», se explicaba el muchacho que asegura no volverá a salir los jueves, por mucho que se lo pidan.
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