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Por surrealista que parezca, esta peculiar idea se ha materializado este pasado fin de semana en Ubrique, el padre de una joven falleció justo la semana antes de su boda, para cumplir con el sueño de disfrutar de ese día juntos, la pareja decidió llevar el ataúd del difunto a la ceremonia y al banquete.
Ante el estupor de la mayoría de los invitados se celebró este fin de semana una de las bodas más estrambóticas que se recuerdan en nuestro país «la verdad que la idea me pilló un poco por sorpresa, pero entendí que la novia necesitaba que su progenitor estuviese presente y acepté gustoso seguir adelante con el oficio» comenta el cura.
Primero llegó el novio en un deportivo rojo, posteriormente la novia en un carruaje de caballos y, para sorpresa de todos, por último un coche fúnebre en el que transportaban el ataúd con el padre. Los invitados se quedaron atónitos pero nadie se atrevió a decir nada durante la ceremonia. En el banquete por el contrario si que hubo más incomodidad «hacía bastante calor y no era agradable estar comiendo al lado de un ataúd que comenzaba a oler un poquito más».
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