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Una pareja de Blanes, en la Costa Brava catalana, tuvo el pasado fin de semana una noche de lo más movida. Al parecer, mientras estaban en faena en una calle de la localidad costera, la grúa procedió a la retirada del vehículo al encontrarse éste mal estacionado.
La sorpresa de los empleados del depósito municipal fue mayúscula cuando los jóvenes se bajaron del vehículo y acudieron a la oficina a pagar la multa correspondiente. Según comentan los agentes y el conductor de la grúa, no vieron a nadie dentro, puede que debido al tintado de las lunas. Lo que no entienden es que la pareja no avisara para ahorrarse la multa, por lo menos.
«Estábamos tan concentrados en el asiento de atrás que ni nos dimos cuenta de que la grúa nos arrastraba, un pequeño vaivén, pero somos fogosos y suele ser así», comentó la muchacha. El novio, por su parte, asegura que «pensándolo bien, me ha salido más barato que si hubiéramos ido a un hotel».
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