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Dicen que tener sexo en el mar es una de las experiencias más enriquecedoras y salvajes que existen. Hacerlo bajo la luna, dentro del agua y con el reflejo de las estrellas sobre el mar aumenta el libido de cualquiera, aunque el agua esté congelada. Lo que desconocíamos hasta el momento es que el mar tiene otra gran virtud.
Un estudio reciente elaborado por la Universidad Nacional del Océano, en Chicago, afirma que tener relaciones sexuales bajo el mar puede influir en el color de ojos de nuestros bebés. En concreto, el azul marino: «Los niños no tienen los ojos azules por sus padres o abuelos, los tienen gracias al mar«.
El agua del mar contiene millones de moléculas azules invisibles para el ser humano. Estos “parásitos” marinos y de color azul actúan sobre el organismo cuando se está manteniendo una relación sexual dentro, provocando que nuestros futuros bebés puedan ver afectadas algunas partes de su cuerpo, como los ojos.
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