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Pudo terminar en tragedia, pero el error de este vecino de Don Benito, en Badajoz, quedó en un susto. Y es que la mala letra del médico, y la mala memoria del paciente casi lo mandan al otro barrio.
Tomás G. L., que así se llama nuestro protagonista, acudió al médico porque a su edad ya necesita ayuda para según qué menesteres amorosos. El médico le extendió receta, con indicación de que tomara «1 ó 2» pastillas antes del acto. Luego en su casa, no recordaba la cantidad, miró la receta, y leyó «102», unas cien veces lo que le aconsejaron tomar.
Pasado el trago, y con un lavado de estómago de por medio, nos narra su experiencia. «Me costó llegar a las 102, cuando llevaba 70 o por ahí ya no podía tragar más pastilla y más agua. Pero la cita lo requería». También nos cuenta que después del alta, y como el efecto todavía no había pasado, aprovechó para visitar a su pareja. «Yo es que creo que me ha pasado como a Obelix, esto me va a durar toda la vida».
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