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Un joven fue ingresado el pasado viernes en un hospital de Madrid. El paciente presentaba una herida que todo parecía indicar, se había ocasionado realizando manualidades. Sin embargo, una vez la situación del muchacho se hubiera estabilizado, éste explicó que la lesión se la había producido él mismo al intentar borrarse un tatuaje con una lijadora eléctrica.
Uno de los requisitos de acceso al Cuerpo de Policía es estar libre de tatuajes. En lugar de contratar un tratamiento para su eliminación, el muchacho optó por un sistema más económico a la vez que peligroso. El dibujo, realizado en el pubis, constaba de un rótulo con le leyenda «cómete la vida». El dolor al poner en contacto la lijadora con la piel hizo que el lijado únicamente alcanzara para borrar un trozo de frase.
El chico acudió al centro gritando que el pene le lloraba sangre, pues el líquido descendía por su miembro viril. Incluso una enfermera gritó «milagro» al creer que del miembro brollaba sangre. Los facultativos atendieron al herido pero ahora, en el pubis del chico, la frase ha quedado como «come la», que teniendo en cuenta su posición, parece invitar a que se le practique una felación.
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