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Un hombre de la localidad tinerfeña de Candelaria ha solicitado al Ayuntamiento un permiso especial para sepultar el féretro de su suegra bajo una capa de dos metros de hormigón armado. El Consistorio, de momento, no ha respondido y según su alcalde, los técnicos se encuentran estudiando la situación.
La suegra del solicitante falleció hace varias semanas y fue enterrada en una de las tumbas del suelo del cementerio de la localidad. A los pocos días del sepelio, el hombre acudió al Ayuntamiento de la mano de un abogado especialista en Derecho Funerario para pedir permiso para que un equipo de albañiles «asegure» la tumba de la fallecida. El motivo que se expone en la instancia para llevar a cabo la obra es «para que esté bien quietecita». Junto a la solicitud, el muchacho ha acompañado un informe de un equipo de parasicólogos que concluye que «es perfectamente factible que los muertos regresen de sus tumbas si tienen asuntos pendientes».
Los vecinos del municipio se muestran sorprendidos y esperan con ansia la resolución del Ayuntamiento. A la mayoría le parece bien la medida si el hombre asume los gastos, pues saben de lo que son capaces las suegras incluso cuando no están presentes.
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