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En ocasiones, el amor puede ocasionar tal ceguera en las personas, que la visión de la realidad se desvirtúa hasta tal punto que se llega a poner en riesgo hasta la propia integridad física.
Que se lo digan a un vecino de Murcia tras lo ocurrido en primera persona esta semana. Tras contratar un crucero por el Mediterráneo que partía desde Valencia el pasado sábado, no fue solo con su mujer sino, con la amante también, por supuesto, ninguna de las dos lo sabía. La fatalidad de las casualidades hizo que cayeran en camarotes contiguos y como el susodicho iba cambiando de camarote cada rato, a través de las finas paredes, ambas se percataron de lo que ocurría.
Lejos de enemistarse, se unieron y tramaron un plan, quedar con el insensato galán en la cubierta, tras vendarle los ojos su señora para una sorpresa, llegó la amante y le susurró «te hemos pillado, te van a comer los tiburones», lo cogieron de los tobillos arrojándolo por la borda, siendo rescatado dos horas después, asegurando él… «que se había caído tras resbalarse».
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