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Así lo ha confirmado una encuesta llevada a cabo en distintos puntos del país y preguntando a mujeres que están casadas o conviven en pareja.
Aunque las respuestas han sido de lo más variopinto, se ha concluido que las mujeres que permiten acceder al marido al baño para cagar mientras ellas se están acicalando tanto si es maquillaje o planchando el pelo, sienten amor verdadero. Otras por el contrario han tenido como respuesta un no rotundo «eso me faltaba, tener que aguantar la peste, más de una vez le he dicho que se vaya a cagar a casa de la vecina».
Al preguntar a sus maridos o parejas al respecto han confesado que les gusta llevar a cabo esta práctica, «en mi piso tenemos dos baños pero a mí me luce cagar con la parienta al lado y hablamos un ratillo.
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