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La pasada madrugada ingresó en el Hospital Carlos Haya de Málaga una paciente con fuertes dolores abdominales. No tenía antecedentes conocidos, ni se trataba aparentemente de una intoxicación alimentaria. Siguiendo el protocolo en estos casos se le practicó una radiografía de abdomen, arrojando un resultado sorprendente.
Alojado dentro de su vagina, bien profundo, se hallaba un móvil de gama media. La paciente se mostró sorprendida, y no sabía qué decir al respecto. Al rato dijo que tuvo cita con el ginecólogo hacía pocos días, y que a lo mejor el hombre, sin querer, lo olvidó allí.
Si bien comprobaron que, efectivamente, la mujer había pasado consulta con un ginecólogo hacía unos días, a todos sonó raro el asunto. Resulta raro que el hombre no echara en falta el terminal. Además, se comprobó que éste no tenía tarjeta SIM alguna, y también se pudo ver que estaba puesto en vibración, y en las últimas fechas sólo recibió llamadas, muy seguidas, de un mismo número: el de la paciente.
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