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Nadie dijo que quedarse embarazada fuera tarea fácil. Sobre todo si la otra persona no está por la labor. Es el caso de María José, salmantina de 37 años que por fin ha visto cumplido su sueño de ser madre, en contra de la voluntad de su marido, y antes de que se le pasara el arroz.
María José, harta de lanzarle indirectas a su marido para tener un hijo y que no sirvieran de nada, optó por la vía más rápida y gamberra: pincharle tres preservativos a su pareja y que fuera lo que dios quisiera. Cosas del destino o del karma, se ha quedado embarazada de trillizos y ahora tendrá que dar de comer a tres bocas más.
El padre, indignado por la situación que se le viene encima y convencido de que todo ha sido premeditado, está pensando en tomar medidas contra su mujer por calumnias y atentado contra su persona: “Esto no se le hace a tu marido. Ser padre es cosa de dos. Al menos podría haberme pinchado sólo un preservativo para haber tenido un niño, no tres”.
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