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Los padres de Laura P. quisieron hacerle un regalo especial por su 18 cumpleaños, contrataron por Internet un bukake para realizarlo después de la fiesta pensando que se trataba de un novedoso tratamiento estético japonés.
El cumpleaños discurrió con total normalidad hasta que terminó y llegó la hora de su regalo sorpresa, de repente aparecieron un docena de hombres de diferentes edades y razas bastante ligeros de ropa. «Nos quedamos un poco desorientados, esperábamos un masajista japonés, no una panda de salidos preguntando por mi hija mientras se tocaban el paquete» comenta la madre todavía sorprendida.
Laura no entendió del todo el regalo pero confiando en sus padres se iba con ellos a una habitación privada «yo que se, eran tíos un poco raros, pero si era un regalo de mis padres nada podía salir mal». Finalmente los padres, tras una búsqueda por Internet, entendieron el malentendido y echaron los hombres de su casa explicando a su hija lo sucedido. «Pues la verdad que ahora me he quedado con el antojo» comenta finalmente Laura.
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