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Gonzalo de 47 años de edad y vecino del barrio de Vallecas lleva 7 años fingiendo que tiene un empleo porque no se atrevía a decirle a su esposa que le habían despedido. Tiempo en el que nuestro protagonista se habría levantado cada mañana para hacer que iba al trabajo cuando en realidad a donde iba todos los días, durante 8 horas, era al bar de la esquina.
Todo comenzó hace 7 años cuando Gonzalo cumplía los 40 y por cosas del destino era despedido de la fábrica de metales donde llevaba media vida trabajando. Una noticia que fue incapaz de digerir y de comunicar a su mujer en un día tan importante para ellos, por lo que decidió ponerse la ropa y salir de casa como si nada hubiera pasado. Pasaron los días, los meses, los años y la mentira se le hizo cada vez más grande, hasta que se le fue de las manos.
Lo curioso del caso es que en todo este tiempo su mujer no haya tenido sospechas, sobre todo cuando Gonzalo llegaba siempre a casa sin apenas apetito y apestando a cerveza. Y eso fue precisamente lo que le delató. Los borrachos siempre dicen la verdad, y ayer tras 2.520 días de mentiras el hombre acabó confesando: “No puedo más, ya no sé qué tomar en el bar, necesito unas vacaciones”.
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