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Un granjero salmantino ha sido denunciado por varios de sus vecinos tras haberlo pillado presuntamente pintando de negro las pezuñas de sus cerdos para así vender los jamones como si se fuesen de pata negra.
Según afirman sus compradores más cercanos lleva ya varios años recurriendo a esta trampa para vender sus jamones más caros «más de una vez al partir el jamón he acabado con la mano negra, pero bueno, tampoco le daba importancia, suponía que era la grasa del jamón al rozar con la pata». Tras juntarse varios vecinos del pueblo y comentar el tema decidieron vigilar al granjero y fue entonces cuando le pillaron pintando manualmente que cada pata de sus gorrinos.
La denuncia ha afectado drásticamente al negocio de este pueblerino ya que la mayoría de sus ventas eran para exportar sus jamones a China y al enterarse de la supuesta estafa han dejado de usarlo como proveedor del género. El granjero apesadumbrado ha confesado que «es cierto, llevo años pintando las pezuñas pero no creo que pueda ser considerado un delito, hasta ahora no he recibido ninguna queja del sabor de los jamones y eso es lo importante, el color de la pezuña es lo de menos».
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