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Así lo ha decretado el Ayuntamiento de Madrid, haciéndose eco de las reivindicaciones de los hosteleros madrileños, que se han quejado por activa y por pasiva del maltrato hacia sus baños, en particular de los hombres, que en un 90% se mean fuera del váter, poniendo éste perdido y el suelo encharcado.
Dado que el ayuntamiento obliga a los bares a abrir sus baños a los ciudadanos, hagan o no gasto en sus establecimientos, se hace cargo de esta problemática y permitirá que los hosteleros pongan como condición el uso de embudos a la hora de orinar, ya que de esta forma se supone podrán aumentar su puntería en en un 80%.
En un primer momento se pensó en forzar a los hombres a que se sentaran en la taza, pero a Manuela Carmena le parecía más impopular por el talante castizo y varonil de los hombres de Madrid, por lo que finalmente se optó por la solución del embudo.
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