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El suceso ha tenido lugar en el aeropuerto de Shangai, una monja española ha sido retenida durante unas horas tras ser pillada en el control de metales llevando puestas unas bolas chinas.
La monja se disponía a volver de un viaje de voluntariado cuando se ha visto envuelta en este llamativo suceso, al intentar pasar por el arco detector de metales pitó alertando a los agentes «al principio pensaron que se trataba del crucifijo, pero al ver que era de madera se pusieron en alerta, tras pasar varias veces no me quedó más remedio que confesar». Según parece la extravagante monja llevaba unas bolas chinas introducidas dentro de la vagina.
Tal y como les explicó no se trataba de ningún tipo de contrabando «simplemente pasamos mucho tiempo solas y también tenemos nuestras necesidades, las vi en una tienda y las he disfrutado mucho durante el viaje, tanto que se me olvidó sacármelas para realizar el viaje, menuda vergüenza he pasado». Finalmente pudo embarcar e incluso llevarse las bolas chinas con ella «también se quedaron muy cortados y no se atrevieron a confiscarlas, menos mal porque ya les había cogido cariño».
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