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Paco tiene 64 años, es camionero y lleva toda una vida dedicándose en cuerpo y alma a su trabajo. Pero ha llegado el momento de jubilarse. La edad no perdona y los reflejos ya no son los mismos que cuando era joven, además se ha ganado con creces un descanso después de llevar tantos kilómetros en la espalda.
A sólo un año de jubilarse Paco ha advertido a su empresa de que no quiere dejarlo. Aún no está preparado para volver a casa y así se lo ha manifestado a su jefe: “No me imagino tantas horas en casa con mi señora. No lo soportaría. Estoy dispuesto a venir sin cobrar si es necesario, pero por favor no me jubilen todavía”.
La agencia de transportes para la que trabaja el camionero ha declarado que comprende la situación y apoya al 100 % a su empleado, pero por mucho que ellos quieran no van a poder ayudarle: “La ley es la ley y nosotros no podemos cambiarla. Si no quiere ver a su mujer le recomendamos que no se opere de cataratas cuando le empiece a fallar la vista”.
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