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Muchos son los que se casan, varones sobre todo, debido a la insistencia de su pareja tras un largo periodo de noviazgo justificando con ello el necesario cambio de etapa.
Lo que ocurrió el pasado domingo en un pueblo albaceteño hizo reír tanro a las decenas de personas que asistian a la celebración del Sacramento Matrimonial como al propio sacerdote que oficiaba la ceremonia. «Una duda que tengo señor cura, esto lo podemos firmar para un mes, si va bien la cosa, para seis, después un año y ya después el contrato fijo ese de hasta que la muerte nos separe?»
Aunque el joven pueblerino tratando de ser previsor lo preguntó susurrando, no contaba con que el micrófono captaría tal declaración y se escucharía sobradamente en la Iglesia a la vez que los asistentes miraban la cara de estupefacción de la novia, la que no daba crédito a lo que escuchaba. Tras conseguir el silencio en el templo, el sacerdote continuó con la ceremonia, «no hijo, esto es un contrato para toda la vida, no vamos a estar llamando a Dios cada seis meses para ir renovando».
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