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Colmo, un braco húngaro de 10 años, es un macho de pura raza con pedigrí que goza de una salud física y mental extraordinaria. Pero tiene un pequeño defecto, y es que le gusta mear sentado como a las perras. Un hecho que ha llevado a su dueño a preguntar si se trata de un problema de orientación sexual: “Mi perro está amariconado entero. Lo siguiente será intentar empotrar a otros perros por detrás y no quiero que eso pase”.
Su dueño Alfonso, madrileño de 42 años y vecino de Villanueva del Pardillo, preocupado por la extraña conducta de su can, acudió al veterinario para salir de dudas y preguntarle si su perro es tan gay como parece, porque siempre mea agachado:
“La verdad es que la gente nunca deja de sorprenderme. Cuando me formuló la pregunta le di la vuelta y le pregunté si él alguna vez había meado sentado. Entonces se quedó pálido”, aseguró el veterinario.
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