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La Copa del Rey es una competición diferente, goza de ese encanto y magia que hace que cualquier equipo modesto pueda soñar con llegar hasta la final y con un poco de suerte ganarla si no le toca uno de los grandes. Todos los años nos sorprende con algo y esta vez un portero y sus artimañas para deshacerse de los rivales han sido los protagonistas.
El Benito Villamarín acogía anoche el partido de vuelta de dieciseisavos de Final de la Copa del Rey entre el Betis y el Racing de Santander. Corría el minuto 61 con 2-0 en el marcador cuando el portero del equipo racinguista se tiró un pedo en el área aprovechando un saque de esquina. Dos delanteros del Betis cayeron fulminados y el árbitro paró el encuentro. Tras acercarse al área y comprobar el olor que procedía del portero le expulsó en el acto: “Lo tuve claro desde el principio, olía a rayos y fue agresión premeditada”.
El reglamento no contempla ninguna sanción específica para un caso como este por lo que el árbitro tenía vía libre para juzgar lo sucedido y actuar en consecuencia. El Racing, sin portero, poco pudo hacer para remontar la eliminatoria, pero al menos dejó un recuerdo inolvidable en el Villamarín en forma de pedo.
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