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Como muchos padres saben, es necesario acostarse con sus hijos para que puedan dormirse, lo llamativo de este caso es que el hijo en cuestión tiene 27 años y su mujer se ha divorciado de él porque todavía sigue necesitando a su madre para lograr conciliar el sueño.
La pareja se casó el año pasado pero su convivencia ha sido tortuosa desde la misma noche de bodas «somos un poco tradicionales y no habíamos pasado una noche completa juntos antes del matrimonio, a ver, si habíamos follado, tontos no somos, pero sin dormir juntos». Al parecer, una vez terminada la celebración se fueron a una habitación de hotel y para su sorpresa había una cama más «no entendí nada y sin tiempo a preguntar apareció mi suegra y se acostó a nuestro lado».
Al día siguiente el marido le explicó que llevaba desde pequeño acostándose con su madre para dormir y con el paso de los años no había sido capaz de quitarse dicha costumbre «le expliqué que dormiríamos así todos los días, pero que estuviese tranquila que mi madre nos dejaría intimidad un rato si se lo pedíamos». Tras unos meses intentando convivir así, la mujer ha decidido divorciarse.
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