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Un vecino de la localidad onubense de Isla Cristina reconoce que se está ganando la vida, de forma bastante holgada, desde que tuvo la genial idea de conectar un detector de metales a un robot aspirador. La modificación del aparato también conlleva añadir elementos que permitan a éste operar en la arena de la playa, y avisadores acústicos y luminosos que le indican cuándo ha encontrado algo.
El artilugio resultante tiene un funcionamiento muy básico. Se desplaza por la playa como si estuviera aspirando el polvo de un piso, pero en lugar de esto, lo que hace es mover el detector de metales por el espacio previamente programado. Cuando se encuentra con algo metálico, se detiene haciendo sonar una sirena. Incluso ha desarrollado una app para el móvil, para que le avise si está en el chiringuito cuando se produzca el hallazgo.
«Se me ocurrió modificar el aspirador para no tener que andar con el detector por la playa, y la verdad es que es mucho más efectivo. Incluso he comprado una autocaravana para ir moviéndome por el litoral, que las playas de aquí cerca las tengo ya muy machacadas», nos cuenta el dueño de tan curioso aparato. «Cuando me canse, voy a vender la patente del cacharro, y ya me retiro», apostilla.
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