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Cuando Margarita Suárez se disponía a salir al balcón a disfrutar de una de las cofradías que pasan por la puerta de su casa, poco imaginaba que se iba a convertir en la protagonista de la procesión. Al cerrar la puerta se pilló un dedo y empezó a chillar. Pero se ve que el ambiente cofrade le llevó a que más que un grito de dolor le saliera algo parecido a una saeta.
La banda dejó de tocar música, el capataz ordenó detener el paso y el público se giró a donde se encontraba nuestra protagonista, dispuesto a disfrutar de su arte. La muchacha, movida por el dolor insoportable que le produjo el accidente «cantó» a los allí congregados lo siguiente: «Ay, mare mía que doló/ay, mare mía que doló/y ustedes qué hacéis ahí mirando/que alguien llame a un doctó».Terminada la tonadilla, y aunque hubo incluso alguien que aplaudió, alguien ya reaccionó y llamó a las asistencias.
El vecino de enfrente nos comentó que «ya me extrañaba a mí tanto sentimiento, si a esta la Semana Santa ni le gusta, todos los años se va a la playa, pero este se ha enfadado con el novio y se ha tenido que quedar aquí». «El año que viene la hemos invitado a que nos cante a la salida», nos cuentan desde la Hermandad.
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