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Nuestra protagonista, una barcelonesa de 36 años, realizó ayer el trayecto más veloz de su vida, saltándose 9 semáforos, porque había sentido la llamada de la naturaleza.
La mujer acabó de comer en un concurrido japonés de la ciudad condal y se montó en el coche para volver a su casa «de repente noté una explosión en las tripas, necesitaba cagar como fuese, así que arranqué aceleré y no paré hasta llegar a casa». Por el camino cometió diversas infracciones, entre ellas saltarse 9 semáforos y la Policía a duras penas consiguió perseguirla hasta su casa «recibimos el aviso y conseguimos localizarla, pero era imposible frenarla».
Una vez se bajó del vehículo se dirigió como una exhalación a su portal y, aunque escuchó gritos, no se paró hasta conseguir subir a casa y llegar a su ansiado cuarto de baño «en cuanto terminé atendí a los Policías y me disculpé, les expliqué a que se debían mis prisas y lo entendieron». Según comenta uno de los agentes «es entendible, nos podría pasar a todos, una urgencia es una urgencia».
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