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Una chica de Valladolid protagonizó una curiosa anécdota en un control de alcoholemia de la pasada noche, cuando le fue dado el alto por la guardia civil para que soplara. En vez de meterse en el carril que estaba señalizado a tal efecto para realizar la prueba entendió que le estaban indicando que realizara un test de habilidad, y se puso a sortear uno a uno los conos de señalización.
Los guardias civiles le hacía señas para intentar indicarle que se colocara para la prueba pero ella, muy nerviosa, no entendía nada, pensando que estaban recriminándola por estar haciéndolo muy mal, así que seguía intentándolo una y otra vez.
Finalmente un agente se acercó al coche y la obligó a salir, arrestándola por obstrucción a las fuerzas del orden, pensando que la chica estaba tomándoles el pelo. Ella salió muy nerviosa y llorando, y trató de dar explicaciones, hasta que el malentendido pudo ser por fin aclarado y ella puesta en libertad.
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