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Sólo un día después de que los taxistas desconvocaran la huelga que se inició el jueves 26 de julio para reivindicar una regulación de las empresas de alquiler de vehículo sin conductor (VTC) como Uber y Cabify, a las que acusan de competencia desleal por no cumplir con las normativas vigentes y de precarizar las condiciones laborales, los profesionales de este sector se han vuelto a colocar en el punto de mira.
Los hechos tuvieron lugar ayer en Madrid cuando un pasajero de 21 años se quedaba dormido en mitad de un trayecto en taxi y el conductor en lugar de despertarle se puso a dar vueltas por la capital hasta que el cliente se levantara por si solo: “Cuando desperté el taxímetro marcaba 788 € y encima todavía no habíamos llegado a mi destino. El taxista tenía cara de cansado”.
Las declaraciones del taxista, que se enfrenta ahora a una posible denuncia, lejos de calmar la situación agravan el problema y ofenden a un colectivo cada vez más indignado: “En ningún momento he buscado hacer caja, me daba mucha pena despertarle porque tenía una cara de angelito… me recordaba a mi de joven cuando llegaba a casa de fiesta y me quedaba doblado”.
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