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Sorprendete las instrucciones que se encontró un notario barcelonés la pasada semana al fallecer un anciano y descubrir en su testamento la obligación por parte de sus descendiente de esnifar parte de sus cenizas para poder acceder a su correspondiente herencia.
La profesión de notario trae consigo estas increíbles anécdotas «llevo años en ese trabajo y jamás me había topado con algo así, el pobre anciano fallecido no se quiso llevar su sentido del humor a la tumba con él y lo dejó presente en sus últimas voluntades». Según parece en su testamento pone explícitamente que, debido a una anécdota familiar pasada, sus descendientes deberían esnifarse sus cenizas para poder recibir su parte de la herencia.
«Mi padre ha sido siempre un cachondo y aquí tenemos su última muestra de ello, hace años hablamos de su loca juventud y nos dijo que relacionado con eso tenía una idea para estar siempre dentro de nosotros, ahora lo hemos entendido, menudo artista» ha declarado su hijo menor.
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