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Sucedía en la tarde del lunes cuando, tras recoger las cenizas de su difunto marido, la viuda no seguía al dedillo las últimas voluntades que su difunto esposo hizo constar en el Testamento.
Fueron los chillidos de la propia señora los que alertaron a los vecinos comprobando que Antonia, como así se llama, arrojaba las cenizas de un recipiente al contenedor de la basura orgánica mientras exclamaba muy alterada «mira, tus cenizas las llevo al puticlub como tú querías, sinvergüenza, aquí te quedas, en la basura, hasta después de muerto aún quieres volver al puticlub, golfo, sinvergüenza, a la mierda…» Tras sufrir un ataque de ansiedad la enlutada señora, tuvo que recibir asistencia sanitaria previa llamada por parte de un vecino al 112.
Por lo visto, el difunto había hecho constar en el Testamento que sus cenizas fueran trasladadas al puticlub del pueblo en donde, la propietaria cuenta con un mueble para esas últimas voluntades de clientes VIP, por supuesto, previo pago de 5.000 euros, cuya factura iba anexa al Testamento.
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