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El párroco de la Iglesia de Torrijos (Toledo) ha sorprendido a propios y extraños tras haber adoptado una medida cuanto menos curiosa. Al término de la homilía del pasado domingo, el clérigo entregó unas hojas con un cuestionario para que los feligreses respondieran a unas preguntas con la intención de evaluar si habían prestado atención a su sermón.
En su afán de cercionarse, el cura también facilitó bolígrafos para el «examen» y advirtió a la congregación de que copiar unos de otros supone un grave pecado. De hecho, el hombre se marchó durante un instante a la vicaría para atender un asunto, disuadiendo a los feligreses de copiar con el argumento de que los santos estaban vigilando. Al parecer, los resultados del cuestionario que el párroco resolvió no satisficieron al mensajero de Dios, pues según comenta una asistente, entró en cólera. «Nos dijo que los exámenes iban a ser habituales a partir de ahora y el que no aprobara se quedaría tras la misa a copiar diez ‘padre nuestro'».
La medida ha tenido fieles que la apoyan pero también detractores. Éstos últimos calificaron el examen de complicado, con preguntas como «de qué color era la ropa interior de María Magdalena en el vía crucis».
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