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Dicen que tener una mascota en casa mejora la relación social, alivia el estrés y la depresión pero también tiene su lado negativo como la dedicación constante, cuidados, aporte económico e incluso te pueden traer consecuencias inesperadas como lo ocurrido recientemente en Zaragoza.
Parece ser que cuando Juan, propietario de un loro, se marchó al trabajo, su señora invitó a casa a su propio amante accediendo hasta la habitación de matrimonio. El loro debió saber lo que estaba sucediendo y aprovechando que estaba el móvil en el salón, dijo textual «oye Siri, llama a Juan». Al descolgar el teléfono el dueño de la mascota, enseguida escuchó a su mujer hablando con otro hombre en tono amoroso y al loro decir lo mismo que decía cuando los escuchaba a ellos tener relaciones «así, aaaaaay que rico, así, así».
Cuando el propietario del loro regreso a casa, en solo unos minutos comprobó lo que efectivamente suponía que estaba ocurriendo. A pesar de querer matar al loro la infiel señora, tuvo que hacer las maletas ese mismo día y marcharse de casa.
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