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De sobra es conocida la gran capacidad para el olfato y el oído que poseen los perros, es por ello por lo que ante determinados olores o ruidos, los canes evitan permanecer en dicho lugar, resultando incómodo y a veces incluso lesivo.
Ello explica lo sucedido con un vecino de Almería, invidente de nacimiento. A pesar de tener mucho cariño a su perro guía, de raza labrador, el propio veterinario le explicó que ya en varias ocasiones se había cruzado con él por la calle y había sigo testigo de los pedos que soltaba sin importar quien estuviera en la cercanía, observando como esa falta de educación afectaba seriamente a su perro, tanto por el excesivo ruido como por el desagradable olor. Haciendo caso omiso al profesional, Juan, como así se llama, siguió con su incívica conducta hasta que ha sucedido lo esperado.
Canelo, el perro, se soltó de la correa y a día de hoy se desconoce su paradero.»Ya le advertí, que lo llevaba acojonado con las tracas de pedos y la pestuza que liaba, ahora que se joda» informaba el veterinario a la Policía.
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