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Es muy conocido el mito de que las suegras son entrometidas, chismosas, controladoras, matriarcas, malas, brujas y muchas cosas más, pero en ocasiones… no es un mito, es cierto.
Tan cierto como el caso sucedido en Navarra esta semana cuando una señora de 93 años se personó en el Notario para cambiar el Testamento de nuevo tras fallecer su yerno hacia una semana, «quiero que ponga bien clarito que cuando yo me muera, deben enterrarme con mi yerno y no es porque lo quería, no, todo lo contrario, es para que se joda, que no se librará de mí ni en la tumba».
Perplejos tanto el notario como los familiares de la anciana ricachona y tratando de contener la risa, así se hizo constar tras ser amenazados que si no se llevaba a cabo ese deseo, todas sus pertenencias las donaría a alguna Asociación benéfica.
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