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El 7 de enero de 1985 la nave espacial ‘Nipón’ con la astronauta gallega María Vega a los mandos tomaba rumbo hacia la luna en una misión espacial llevada a cabo por la NASA 13 años después de que el Apolo 17, con el comandante Eugene Cernan, pisara la luna por última vez, un 14 de diciembre de 1972. Pero nuestra embajadora en la luna nunca volvió a casa.
Las comunicaciones con la astronauta gallega se perdieron en 1989 tras unas complicaciones en su aeronave y la NASA la dio por muerta. Su familia y más allegados han estado luchando todos estos años por hacerle un entierro digno, una despedida a la altura de su coraje y valentía, pero la ley en España no permite enterrar a alguien si no aparece el cuerpo.
Hoy todos los medios internacionales se han hecho eco de la noticia de la vuelta de la española que lo primero que ha dicho al llegar quedará marcado para la historia, teniendo en cuenta que la suya terminó en 1985: “Estoy flipando en colores, ha sido el voltio más largo de mi vida, pero tranqui coleguis, me siento guay del paraguay.”
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