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Ha ocurrido esta semana en la turística ciudad de Benidorm. Una funeraria ha creado revuelo y cierta polémica entre los vecinos de la ciudad costera. Parece ser que con intención de competir con otras empresas fúnebres de la zona, en las cláusulas del contrato de sepelio además de coche fúnebre, coronas, sala de velatorio y todo lo concerniente para el desarrollo de estos actos, la ingeniosa empresa ha optado por incluir la opción de contratar «actores que lloran durante el velatorio para simular que el difunto era buena persona».
En los bares y jardines en donde se reúnen habitualmente los mismos vecinos ya se bromea al respecto escuchando incluso «ufff, menos mal, así cuando se muera mi suegra puedo contratar a tres o cuatro que lloren por la bruja esa».
Lo que surgió como una idea probatoria y algo absurda, está teniendo más éxito de lo esperado. La propia funeraria ya ha colocado un anuncio en el periódico así como en las redes sociales diciendo «Próximamente se hará un casting para contratar a 20 personas que sepan llorar desconsoladamente poniendo el rostro muy triste».
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