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Consejos para una mudanza sin estrés

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Lo primero de todo es tomar aire, respirar hondo y tranquilos y ser muy conscientes de que este cambio (porque una mudanza no deja de ser un cambio) es algo que puede ser de lo más positivo y que, aunque estresante en el momento, se verá recompensado en el largo plazo. No perdiendo de vista esta premisa a buen seguro que todo se hace un poco más llevadero. Más allá de eso, y para que el estrés no acabe siendo un detonante de algo todavía mucho peor, cuando se lleva a cabo una mudanza hay una serie de consejos que se pueden seguir.

  • Estar al día. Hay algunas páginas web que ofrecen todo tipo de información útil respecto a este tema y que conviene revisar antes de tomar la decisión de con quién se va a llevar a cabo el traslado. Si uno busca en sitios como Google por palabras clave como ´mudanzas Madrid´ o ´mudanzas Alicante´ o ´mudanzas Sevilla´ (o cualquier otra ciudad en la que se tenga interés) se podrá comprobar que la cantidad de resultados que se muestran es abrumador. Por esto las webs mencionadas son muy valiosas porque con tan sólo un par de clicks de distancia y aportando la información básica sobre la mudanza que se quiere llevar a cabo se podrá encontrar el mejor presupuesto posible. Esto ocurre, por ejemplo, con la web de Mudanzas24 la cual, por este motivo, es la página de este estilo número 1 en España.
  • Organización. Aunque alguno o alguna sea más de dejar las cosas para el último momento éste no es uno de esos casos en los que ésta máxima se pueda ni deba aplicar. Es mucho mejor el tratar de estar organizados desde el minuto uno como una manera de poder solventar los posibles imprevistos que puedan surgir y para que el estrés no se haga fuerte cuando se ve que aún queda mucho por empacar y la mudanza está al caer.
  • No llevarse todo. Es más las mudanzas pueden verse como un ideal momento para deshacerse de todo aquello que no se está usando. Con esto no quiere decir que todo eso tenga que ir a la abusar. Habrá algunas cosas que no tengan muchas más oportunidades pero seguramente otras tantas se puedan donar. Lo importante es ser honesto con uno mismo y perder el miedo a no llevarse todas esas cosas que casi se había olvidado que se tenían. El ir cargando con ellas de una casa a otra sin sacarles provecho no tiene ningún sentido.
  • Limpieza previa. El lugar al que uno se vaya a trasladar, por norma general, contará con muchas menos cosas que las que habrá cuando se termine la mudanza. Es mucho mejor limpiar primero a donde se vayan a llevar todos esos muebles, cajas, etc. como una manera de asegurar que se parte de una buena base. Conllevará mucho menos tiempo y será un tiempo bien aprovechado.
  • Cajas, cajas y más cajas. Cuando todo se está organizando en cajas nos puede parecer muy sencillo el poder reconocerlas. Las que se encuentran en el dormitorio contienen las cosas del dormitorio; las que están en el salón, las del salón; las de la cocina, lo de la cocina… Pero cuando la furgoneta o el camión se lleva todo ya no será tan fácil saber cuál es cual. Se pueden optar por diferentes colores que indiquen distintas estancias o bien se puede escribir en su exterior a qué cuarto corresponden y qué contienen en ellas. Un pequeño tiempo invertido que ahorrará más de un dolor de cabeza.
  • Prioridades. No hay que pretender ponerse al día con la mudanza en apenas 24 horas, ni tampoco es necesario. Las cosas se pueden trasladar todas dentro de ese plazo pero instalarse verdaderamente y hacer que el nuevo lugar se pueda llamar hogar tomará algo más de tiempo y hay que tomárselo con filosofía. Para que el tiempo que conlleve se haga algo más llevadero nada mejor que tener claro cuáles son las prioridades básicas: la cama, utensilios de cocina, todo lo del baño… En esta primera fase uno se acaba por dar cuenta de que puede vivir con muchas menos cosas de las que pensaba. Después ya vendrá el momento de desempacar el resto, de cambiar de opinión, de decorar…
  • Notificar del cambio. Por supuesto, es más que aconsejable avisar a la gente más cercana como pueden ser los familiares y amigos. Además, alguno de ellos, seguramente, esté dispuesto a echar alguna que otra mano, pero tampoco hay que olvidar que el lugar que uno deja suele tener asignadas algunas obligaciones en forma del pago de la luz, del agua, de Internet… Es mucho mejor ponerse en contacto con estas compañías en cuanto que se sepa que la mudanza va a tener lugar. Sino facilitan el traslado puede ser un gran momento para buscar otras alternativas mucho mejores.

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